martes, 6 de octubre de 2009

Hambriento

Cada susurro animal deleita mi instinto,
un desgarre por aqui y por alla limenta el sadismo
de esperar en el filo del drama,
aun mas delicioso este cuando somos desgraciados,
cuando somos presos de nuestra fantasia.

Un canto alimenta cada palabra,
un rostro desconocido se vuelve familiar al ser de nuestro agrado,
un dia pasa y la orquesta se apaga,
entiende que sus ojos no son notas de tu sinfonia.

Es odio encerrado y encadenado
el sudor de las fieras hambrientas,
tantos dias sin probar de nuevo la sangre humana,
tantos dias de devorarse entre ellas,
transforma en hombre a cualquier ente sin razon.

Detiene en suspiros la agonia de la ausencia fisica,
sobre tus manos el recuerdo de su energia interna,
procuraste algo que jamas fue tuyo,
te entregaste de nuevo al cielo y al infierno.

Cubrir de gotas multicolores cada sabana blanca
puede volver en noches contrastantes cada universo vacio,
cada pensamiento revuelto,
te hara dormir perdido en la tranquilidad.

Desintegra dentro de tu boca la suave fragancia
de su cuerpo azucarado,
mueve tu lengua como lagarto enfermo
y regresa a jugar con lo inesperado.

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